No me parece que aquello que
asombra y horroriza —¿diremos: «lo fantástico», quizás?— obtenga su carácter
enigmático y fundamental por la alteración y el derrumbamiento de las leyes y
reglas que ejerce sobre un mundo que creíamos saber (y entender) cómo funcionaba.
Al contrario, me parece que lo que tiene de fascinante e increíble radica en
que nos sigue dejando inmersos en un mundo que aun puede permanecer de pie y
servirnos de suelo; un mundo que nos sigue resultando familiar, y continúa funcionando
prácticamente igual, aun después de semejante i(nte)rrupción con la que, sin
embargo, conviviremos de allí en más.
9 jul 2012
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1 comentario:
Buenísimo, Felipe. Estoy de acuerdo con esa concepción. De todas maneras, pensando desde cierta perspectiva (que no sabría precisar), todo es una puta maravilla (no en el sentido optimista del término), desde el Big Bang hasta la luz eléctrica, pasando por que una semilla devenga limón, por citar ejemplos que empalagan por lo arbitrario.
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