-“Si lo que necesitás hacer es renunciar, renunciá y seguí con tu existencia…”, eso me dijo mi jefe cuando le comenté el agotamiento espiritual y moral que mis obras me traían. Es difícil ser el encargado de administrar la felicidad en el mundo, ¿sabés? A cada instante tener que decidir quién la merece, quién no… pero mucho más angustiante es disponer quién la obtiene de entre los merecedores. No voy a negar que era sumamente reconfortante cuando el afortunado, ganador de la recompensa, la disfrutaba y le sacaba provecho hasta el último segundo a esos minutos (cuando muy generoso, horas) de felicidad que se le otorgaban, pero esa felicidad provenía de las vivencias más peculiares a veces, y no siempre es la misma que se consigue por hacer algo correcto o constructivo… ¡entregarle mi tan preciado servicio a aquellos que lo obtenían del dolor ajeno era tan desagradable! Necesitaba descansar mi mente, no podía seguir trabajando así…
-¿Y entonces? ¿Renunciaste?
-Sí.
-¿Y hace cuánto que el Universo está buscando un reemplazo eficiente para tu puesto?
2 nov 2009
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1 comentario:
De vuelta a las raices, F1!!
Nuevamente increible la facilidad que tenes para plasmar cosas tan complejas, dandole una vuelta de rosca siempre impredecible.
Felicitaciones por el nuevo Blog, amigo!.
F2.
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